La Real Academia de la Lengua (RAE) define robot como máquina o ingenio electrónico programable que es capaz de manipular objetos y realizar diversas operaciones y en una segunda acepción que imita la figura y los movimientos de un ser animado. Es decir, un robot puede sustituir a los seres humanos en algunas tareas, en especial las pesadas, repetitivas, peligrosas y, lo que es más interesante, en aquellas tareas que por delicadeza, importancia y complejidad está fuera del alcance de los seres humanos.
El Dr. Jordi Ponce, jefe de Servicio de Ginecología del Hospital Universitario de Bellvitge, señalaba en una entrevista que “en el futuro ningún cirujano tocará carne”. Es decir, las operaciones estarán realizadas – con el manejo de los facultativos- en su mayoría por máquinas y robots, lo que se denomina cirugía robótica. Un ejemplo es el sistema quirúrgico da Vinci, que puede considerarse la última y más reciente evolución de la cirugía mínimamente invasiva. Dotado de una visión 3D de alta definición, permite al cirujano realizar intervenciones delicadas con gran precisión. El médico no opera con sus manos, sino manipulando el robot a distancia, permaneciendo sentado en una consola instalada dentro del quirófano. El sistema computarizado transforma el movimiento de las manos en impulsos que son canalizados a los brazos robóticos.
Además del sistema da Vinci hay más ejemplos de cómo está evolucionando la robótica en la sanidad como el caso del el sistema robotizado Lokomat que ayuda a las personas a rehabilitarse tras una lesión, el robot Jibo que se encarga de tranquilizar a los más pequeños y evitar que el hospital les sea una experiencia traumática o, entre otros, el Veebot, que está en etapa de desarrollo, y que quiere convertirse en el primer robot en extraer sangre y poner líneas venosas sin errores y con el mínimo dolor posible, ya que analiza el brazo en busca del lugar óptimo para el pinchazo y luego inserta la aguja con una precisión que ningún humano tiene.